Hasta la época de la Reforma Agraria se ejecutaba la Saya “sólo en fiestas patronales con previa autorización del patrón”, luego se la bailaba en todos los acontecimientos sociales. La fuerte jerarquización del baile predominante hasta los años 1960 ya no existe más. Tampoco existen más los antes usuales personajes del baile como el Mayor de Plaza, el Alcalde y el Rey. Según Templeman esta Saya “antigua” dejó de ser ejecutada en parte por las ridiculizaciones hacia los negros en danzas como el Tundiqui o los Negritos, que hicieron que los propios afro-bolivianos se averguenzen de su tradición musical y dejaran en suspenso todas las representaciones de la Saya.
Hablando de la Saya en los años 1970, Léons cuenta que apenas fue interpretada por los jóvenes de Chicaloma quienes "la consideran 'una estupidez' del pasado, lamentando su desaparición solamente algunos de los ancianos sobrevivientes.” Sin embargo, un abandono total de esa tradición parece muy poco probable ya que los creadores de la danza de los Caporales se inspiraron justamente en una presentación de un grupo afro proveniente de Tocaña.
A partir de los años 1980 la Saya se ha ido transformando de una danza del pueblo, propio de una minoría negra asentada en los Los Yungas, a un movimiento social que ha elevado enormemente la confianza en sí mismo de los afro-bolivianos. La reivindicación empezó en el año 1982 con la presentación que hicieron alumnos del Tercero Intermedio del Colegio Guerrilleros Lanza en Coroico para la fiesta del 20 de octubre. Consultando a parientes y a la gente mayor de edad, residente en Tocaña, los alumnos trataron de averiguar cómo eran la música, vestimenta y danza, y el resultado de sus investigaciones tuvo tanto éxito que la presentación se repitió al año subsiguiente con más participantes negros, dando inicio a lo que hoy es el Movimiento Cultural Saya en el pais de Bolivia.